domingo, 4 de noviembre de 2007

Corazón de tinieblas


"Éramos vagabundos en medio de una tierra prehistórica, de una tierra que tenía el aspecto de un planeta desconocido. La Tierra no parecía la Tierra. Nos hemos acostumbrado a verla bajo la imagen encadenada de un monstruo conquistado. Pero allí..., allí podía verse como algo terrible y libre. Era algo no terrenal (...) Aquellas grandes soledades se abrían ante nosotros y volvían a cerrarse, como si la selva hubiera puesto poco a poco un pie en el agua para cortarnos la retirada en el momento del regreso. Penetrábamos más y más en la espesura del corazón de las tinieblas (...) La selva había logrado poseerlo pronto. Me imagino que le había susurrado cosas sobre él mismo que él no conocía, cosas de las que no tenía ni idea hasta que se sintió aconsejado por esa gran soledad... Se había desprendido de la tierra. Su inteligencia seguía siendo perfectamente lúcida, pero su alma estaba loca. Él tenía algo que decir. Había resumido, había juzgado al decir '¡el horror!'. Había dado el último paso, había traspasado la orilla..., ese inapreciable momento en que atravesamos el umbral de lo invisible".

De "El corazón de las tinieblas". Joseph Conrad

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