lunes, 27 de abril de 2009

Construirse

(...) Así se construye papá cada día. Digo "se construye" porque pienso que, cada vez es una nueva construcción, como si por la noche todo se hubiera reducido a cenizas y tuviera que volver a empezar desde cero. Así vive su vida un hombre, en nuestro universo: tiene que reconstruir sin cesar su identidad de adulto, ese ensamblaje inestable y efímero, tan frágil, que reviste la desesperanza y, a cada uno ante el espejo, cuenta la mentira que necesitamos creer.
Para papá, el periódico y el café son las varitas mágicas que lo transforman en hombre importante. Como la calabaza que se convierte en carroza. Obsérvese que le produce una gran satisfacción: nunca lo veo tan tranquilo y relajado como ante su café de las seis de la mañana.
Pero ¡alto es el precio que tiene que pagar! ¡Alto es el precio cuando se lleva una doble vida! Cuando caen las máscaras, porque sobreviene una crisis - y, entre los mortales, siempre hay momentos de crisis-, ¡la verdad es terrible!
"La elegancia del erizo" Muriel Barbery