lunes, 3 de marzo de 2008

Tempestad petrificada

Pasando senderos cortados a pico en abruptos y escarpados derrumbaderos, dimos vista al valle de Tejeda. El espectáculo es imponente. Todas aquellas negras murallas de la gran caldera, con sus crestas que parecen almenadas, con sus roques enhiestos, ofrecen el aspecto de una visión dantesca. No otra cosa pueden ser las calderas del Infierno, que visitó el florentino. Es una tremenda conmoción de las entrañas de la tierra, parece todo ello una tempestad petrificada, pero una tempestad de fuego, de lava, más que de agua.”
"La Gran Canaria". Miguel de Unamuno