martes, 27 de marzo de 2012

Desencuentro




Tú en el alto balcón... 

Tú en el alto balcón de tu silencio,
yo en la barca sin rumbo de mi daño,
los dos perdidos por igual camino,
tú esperando mi voz y yo esperando.

Esclavo tú del horizonte inútil,
encadenada yo de mi pasado.
Ni silueta de nave en tu pupila,
ni brújula y timón para mis brazos.

En pie en el alto barandal marino
tú aguardarías mi llegada en vano.
yo habría de llegar sobre la espuma
en el amanecer de un día blanco.

Pero el alto balcón de tu silencio
olvidó la señal para mi barco.
Y me perdí en la niebla de tu encuentro
–como un pájaro ciego– por los años.




Josefina de la Torre

viernes, 23 de marzo de 2012

Acción



... Sin embargo, ninguna teoría sobre la vida le parecía importante comparada con la vida misma. 
Era muy consciente de la esterilidad de toda especulación intelectual si separa de la acción y de la experiencia. 
Sabía que los sentidos, no menos que el alma, tenían misterios espirituales que revelar.

El retrato de Dorian Gray. Oscar  Wilde

viernes, 16 de marzo de 2012

Juego



... Lord Henry jugó con la idea, animándose cada vez más; la lanzó al aire y la transformó; la dejó escapar y volvió a capturarla; la adornó con todos los fuegos de la fantasía y le dio alas con la paradoja. El elogio de la locura, mientras lord Henry proseguía, se elevó hasta las alturas de la filosofía, y la filosofía misma se hizo joven y, contagiada por la música desenfrenada del placer, vestida, cabría imaginar, con su túnica manchada de vino y una guirnalda de hiedra, danzó como una bacante sobre las colinas de la vida y se burló del plácido Sileno por su sobriedad. Los hechos huyeron ante ella como asustados animalitos del bosque. Sus pies alabastrinos pisaron el enorme lagar donde sienta sus reales el sabio Omar, hasta que el zumo rosado de la vid se elevó en torno a sus extremidades desnudas en oleadas de burbujas moradas, o se deslizó en espuma por las negras paredes inclinadas de la cuba...

                                                                       El retrato de Dorian Gray -  Oscar Wilde

sábado, 10 de marzo de 2012

No saber


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. 
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
                                                                           Rubén Darío