sábado, 31 de mayo de 2008

La memoria (II)

Durante el último siglo han surgido y se han ido perfeccionando muchas explicaciones teóricas sobre cómo se producen la memoria y el olvido. Como resumen de ellas, se sabe que a veces el olvido ocurre porque algo de la información que nos entra no llega nunca a alcanzar el almacén de la memoria a largo plazo; en otras ocasiones, esta sí llega, pero se disipa antes de fijarse; otras veces, simplemente se desdibuja por falta de uso en el tiempo; es posible que estemos programados para borrar datos que no son relevantes para nuestra vida.

Una de las teorías más antiguas sobre el olvido afirma que olvidamos cuando no utilizamos la información. Con el paso del tiempo, si los recuerdos no son evocados o usados ocasionalmente, tienden a desvanecerse gradualmente hasta desaparecer por completo. La teoría ha sido reformulada más recientemente por Bjork, quien considera que el olvido es algo útil y adaptativo. Proponen que el recuerdo que no es relevante para los planes de una persona en tiempo presente pierde su fuerza de recuperación, es decir, es más difícil a acceder a él. No obstante, afirman que la información que no se usa sigue almacenada de alguna forma en la mente. El fallo en esta teoría es que se ha demostrado que incluso los recuerdos que no han sido evocados pueden ser notablemente estables en la memoria a largo plazo.

Otra teoría sobre el olvido surgió como alternativa a la anterior. Sostiene que olvidamos la información porque otros recuerdos dificultan o interfieren con su recuperación del almacén de memoria. Es más probable que ocurra la interferencia cuando los recuerdos son muy similares a los de la antigua información.Algunas veces son los recuerdos nuevos los que dificultan la recuperación de los pasados (interferencia retroactiva), y otras veces los viejos recuerdos interfieren en la recuperación de los más recientes (interferencia proactiva).

También suelen olvidarse aquellas cosas que nunca entraron en la memoria a largo plazo. Son los fallos de fijación o codificación. Existe un experimento conocido en el que los investigadores solicitan a los participantes que identifiquen la moneda correcta de entre un grupo de monedas incorrectas. Pongamos un euro, por ejemplo: un euro correcto de entre una serie de euros incorrectos. Si intentamos dibujar una moneda de euro de memoria y comparamos el dibujo con un euro real, veremos que probablemente nos acordamos del tamaño y el color, pero no recordamos los detalles menores. La razón por la que esto sucede es que fijamos solamente los detalles necesarios para distinguir el euro de otras monedas que tenemos grabadas en la memoria. (continuará)

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