viernes, 14 de diciembre de 2007

13

Los hay que mueren de silencio,
de tragarse demasiadas palabras
y del cólico fenomenal que sigue
y los hay que mueren por hablar demasiado
pues las paredes —al contrario que las tapias, que están sordas— oyen.

Los hay que mueren de cansancio
de todo lo que hay que cambiar
para que nada cambie
y hay quien muere de aburrimiento
en esta feria universal donde continuamente ocurren cosas
y nunca pasa nada.

Hay quienes mueren de miedo
ante la mera sospecha de que podrían darse de bruces
con la verdad de sus actos
y hay a quienes les da tanto coraje
que alguien pudiera sospechar
que hay una verdad tras sus actos
que sencillamente se mueren.

Los hay que no mueren nunca
porque ya están muertos

De "27 maneras de responder a un golpe". Jorge Reichmann

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