martes, 2 de octubre de 2007

Educación sentimental (II)


La primera lección del breviario afectivo tiene un título que tal vez sorprenda: "Acerca de la necesidad de reconocer los propios sentimientos".

¿Cómo no voy a saber lo que siento?, se preguntará el lector o lectora. ¿Cómo no voy a saber si estoy enamorado, furiosa, aterrado o melancólica? No hay más remedio que distinguir: una cosa es la claridad de la experiencia y otra la claridad del significado de la experiencia.Analice usted el significado de los celos. El celoso sabe, sin duda, lo que siente. Siente angustia ante la posibilidad, real o ficticia, de que un rival le arrebate el objeto de su amor. Todo se vuelve amargamente significativo para el celoso, porque cada gesto, cada olvido, cada palabra, cada ausencia de palabra, se convierte en prueba, corroboración, demostración de sus sospechas y de su desdicha. Hay en los celos un complejo entramado de sentimientos: el apego profundo y desconfiado hacia la persona querida, el malestar provocado por el supuesto éxito del rival, el temor de perder o tener que compartir una posesión. Analizar los celos resulta fácil, porque parecen transparentes a la conciencia. Pero las apariencias engañan. Los celos no suelen contar una historia de amor, sino una historia de "amor propio", que es algo muy diferente. Como ha estudiado Castilla del Pino, tienen que ver más con la posesión y la inseguridad que con el amor.

Volvamos a nuestro asunto. Para empezar a aclarar las cosas, comenzaré embrollándolas. El amor –arquetipo de los sentimientos– no es un sentimiento. ¿Y, entonces, qué es? Aun a riesgo de impacientarle, tengo que trazar un apresurado plano del edificio afectivo en que vamos a movernos. Los afectos, es decir, aquellas experiencias que me afectan por entero, que invaden mi conciencia, coloreándola y moviéndome a actuar, habitan en tres niveles distintos: deseos, sentimiento y apegos. La sed es un deseo; la satisfacción de beber, un sentimiento; la afición a la bebida, un apego. Les cuento esto porque me parece imprescindible para saber de qué estamos hablando cuando hablamos de amor. El amor es un deseo que va acompañado de muchos sentimientos, con frecuencia contradictorios, y que puede estabilizarse en profundas y constantes formas de apego.
(continuará)

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