Y sonríen, a veces, cuando hablan.
Y se dicen , incluso,
palabras de amor.
Pero se aman
de dos en dos
para odiar de mil en mil.
Y guardan
toneladas de asco
por cada milímetro de dicha.
Y parecen
-nada más que parecen-
felices, y hablan
con el fin de ocultar
esa amargura
inevitable, y cuántas
veces no lo consiguen,
como no puedo yo ocultarla
por más tiempo,
esta desesperante, estéril, larga
ciega desolación por cualquier cosa
que -hacia dónde no sé-, lenta, me arrastra.
Y se dicen , incluso,
palabras de amor.
Pero se aman
de dos en dos
para odiar de mil en mil.
Y guardan
toneladas de asco
por cada milímetro de dicha.
Y parecen
-nada más que parecen-
felices, y hablan
con el fin de ocultar
esa amargura
inevitable, y cuántas
veces no lo consiguen,
como no puedo yo ocultarla
por más tiempo,
esta desesperante, estéril, larga
ciega desolación por cualquier cosa
que -hacia dónde no sé-, lenta, me arrastra.
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