
(…) y me quedé despierto hasta altas horas de la noche, con café negro helado y galletas secas, empollando los textos abandonados. No recuerdo ni una sílaba de ellos, pero el otro saber, mucho más antiguo, que adquirí durante aquel trimestre me acompañará bajo una u otra forma hasta mi última hora.
(…) Podía decirse también que conocer y amar a otro ser humano, aunque sea uno solo, es la raíz de toda sabiduría.
“Retorno a Brideshead”. Evelyn Waugh