Espectacular, que diría alguien que yo me sé
domingo, 26 de agosto de 2007
La Estambul de Pamuk
¿Puede una ciudad tener alma? Si la tiene, ¿de qué está hecha? El alma de una ciudad, ¿se forma por su tamaño, su cultura y su historia, o nace de la imagen que sus calles y sus edificios imprimen en nuestras mentes? Más aún, el alma de una ciudad ¿depende de lo bulliciosa que es o de lo vacía que está? ¿De la bruma o del calor? ¿Está en el río que la cruza o -como en el caso de Estambul- en el mar que la divide en dos? ¿Dónde sentimos su alma con más intensidad? ¿Cuando la vemos desde lo alto de una colina? ¿Cuando pasamos por un paso subterráneo? ¿Cuando nuestros oídos escuchan el alboroto de la ciudad? ¿Cuando nos pica la nariz por su aire húmedo y sucio? Quizá cuando todos estamos acostados oyendo cómo la ciudad duerme como un viejo animal cansado y escuchamos el sonido de la sirena de niebla en el Bósforo. En mi opinión, el alma de una ciudad cambia cuando la ciudad cambia. El Estambul nuevo y opulento de hoy no es la ciudad melancólica que conocí de niño.
Pero incluso hoy me habla de soledad. En las tardes de verano, el alma de la ciudad está en sus anticuados autobuses que circulan con dificultad entre nubes de polvo, humo y contaminación mientras llevan a los sudorosos pasajeros a sus casas; está en la nube de niebla que cubre la ciudad y que, al atardecer, se torna entre naranja y púrpura, y en la luz azul que sale de millones de ventanas cuando, casi al mismo tiempo, la ciudad enciende sus televisiones -y justo en el mismo instante en que las mujeres de toda la ciudad fríen berenjenas para la cena-. A mediodía, en los tranquilos y fríos días de otoño, cuando la ciudad está en plena actividad, el alma de la ciudad reside en un solitario y ocupado hombre que pesca mientras su viejo barquito se balancea sobre la estela de los transbordadores y de los grandes cargueros que circulan por el Bósforo.
Todos los habitantes de Estambul son de fuera y, por tanto, todos están solos. En 1453, cuando llegaron los turcos -o mejor dicho, los otomanos, ya que había cristianos en su Ejército-, se encontraron con una ciudad que les esperaba. Y, por definición, eran, por tanto, recién llegados. Durante su reinado de 500 años, llegaron otomanos procedentes de los más diversos países y culturas; por tanto, también ellos eran de fuera. (…)
El gran secreto de Estambul es que incluso los que vivimos aquí no la entendemos, y no la entendemos porque desafía cualquier clasificación. Pasear por sus bulliciosas calles es sentir la historia bajo nuestros pies, pero incluso cuando recordamos que antes de nosotros estuvieron otras grandes civilizaciones, también nos damos cuenta de que no nos pertenecen. Esto es lo que le da a la ciudad ese aire extranjero.
Podría incluso decir que su alma reside en su rechazo a ser clasificada o comprendida racionalmente. (…) Desde mi niñez, las tiendas antiguas de la ciudad me han parecido el ejemplo más elocuente de este desorden. Cuando estoy en una parfumerie -si prefiere, llamémosla farmacia- y miro a mi alrededor, al surtido de botellas de colores, de cajas y de tarros, me parece que el alma de la ciudad no sólo surge de su historia, sino de la suma de las pasiones y sueños de todos los que alguna vez han vivido aquí. Igual que las tiendas de Beyoglu -aparentemente turcas, pero griegas y armenias en el fondo- a las que iba con mi madre cuando era pequeño y que me recuerdan a todas esas antiguas culturas que han ido formando la nuestra y cuán desconocida e increíblemente rica ha sido su influencia. En Estambul, cada objeto guarda su propia historia secreta.
Orhan Pamuk - Premio Nobel de Literatura 2006
Modificado de “Mi Estambul secreto”, publicado en El País 26-08-2007
What a Wonderful World - Louis Armstrong
I see trees of green, red roses too
I see them bloom for me and you
And I think to myself, what a wonderful world
I see skies of blue and clouds of white
The bright blessed day, the dark sacred night
And I think to myself, what a wonderful world
The colours of the rainbow, so pretty in the sky
Are also on the faces of people going by
I see friends shakin' hands, sayin' "How do you do?"
They're really saying "I love you"
I hear babies cryin', I watch them grow
They'll learn much more than I'll ever know
And I think to myself, what a wonderful world
Yes, I think to myself, what a wonderful world
sábado, 25 de agosto de 2007
A vueltas con la ficción
Si lo pensamos dos veces, tal vez a Cioran no le faltara razón y tal vez sea inexplicable que personas adultas y más o menos competentes estén dispuestas a sumergirse en una narración que desde el primer momento se les advierte que es inventada (…) A partir de una página determinada, como si con ella se levantara el telón de un teatro, fingimos olvidar esa información y nos disponemos a atender a otra voz que sin embargo sabemos que es la del escritor impostada o disfrazada. ¿Qué nos da esa capacidad de fingimiento? ¿Por qué seguimos leyendo novelas y apreciándolas y tomándolas en serio y hasta premiándolas, en un mundo cada vez menos ingenuo?
Parece cierto que el hombre- quizá aún más la mujer- tiene necesidad de alguna dosis de ficción, esto es, necesita lo imaginario además de lo acaecido y real. No me atrevería a emplear expresiones que encuentro trilladas o cursis, como lo sería asegurar que el ser humano necesita `soñar´o `evadirse´ (…) Prefiero decir más bien que necesita conocer lo posible además de lo cierto, las conjeturas y las hipótesis y los fracasos además de los hechos, lo descartado y lo que pudo ser además de lo que fue. (…)
Todos tenemos la tendencia a irnos viendo en las diferentes etapas de nuestra vida como el resultado y el compendio de lo que nos ha ocurrido y de lo que hemos logrado y hemos realizado, como si fuera tan sólo eso lo que conforma nuestra existencia. Y olvidamos casi siempre que las vidas de las personas no son sólo eso: cada trayectoria se compone también de nuestras pérdidas y nuestros desperdicios, de nuestras omisiones y nuestros deseos incumplidos, de lo que una vez dejamos de lado y no elegimos o no alcanzamos, de las numerosas posibilidades que en su mayoría no llegaron a realizarse- todas menos una, a la postre- , de nuestras vacilaciones y nuestras ensoñaciones, de los proyectos frustrados y los anhelos falsos o tibios, de los miedos que nos paralizaron, de lo que abandonamos o nos abandonó a nosotros. Las personas tal vez consistimos, en suma, tanto en lo que somos como en lo que no hemos sido, tanto en lo comprobable y cuantificable y recordable como en lo más incierto, indeciso y difuminado, quizá estamos hechos en igual medida de lo que fue y de lo que pudo ser.
Citas
Benjamin Disraeli
"Arriesgarse es perder el equilibrio momentáneamente. No arriesgarse es perderse a uno mismo"
Sören Kierkegaard
"He sido un hombre que busca y aún lo sigo siendo, pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino que empiezo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre"
Herman Hesse
miércoles, 22 de agosto de 2007
Vida
Para que estés ahora aquí, tuvieron que agruparse, de forma compleja y extrañamente servicial, billones de átomos errantes; es una disposición tan especializada y particular que nunca se ha intentado antes y que sólo existirá esta vez.
La mala noticia es que los átomos son inconstantes y su tiempo de devota atención es muy fugaz. Incluso una vida humana larga sólo suma unas 650.000 horas y, en ese modesto límite, tus átomos te dan por terminado. Entonces se dispersan silenciosamente y se van a ser otras cosas. Y se acabó todo para ti.
De todos modos, debes alegrarte de que suceda. Hablando en términos generales, no ocurre en el resto del universo, por lo que sabemos. Se trata de algo decididamente raro.
Desde el punto de vista químico la vida es fantásticamente prosaica: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, un poco de calcio, una pizca de azufre, un leve espolvoreo de otros elementos corrientes, y eso es todo lo que hace falta. Lo único especial de los átomos que te componen es que te componen. Ése es, por supuesto, el milagro de la vida.
Así que demos gracias a los átomos. Pero, además, para que estés vivo aquí y ahora, en el siglo XXI, y seas tan listo como para saberlo, tuviste que tener buena suerte biológica. De los miles de millones de especies vivientes que han existido desde el principio del tiempo, la mayoría (se ha llegado a decir que el 99%) ya no anda por ahí. Y es que la vida en este planeta no sólo es breve sino de una endeblez deprimente.
Una especie media sólo dura en la Tierra uno cuatro millones de años, por lo que, si quieres seguir andando por ahí miles de millones de años, tienes que ser tan inconstante como los átomos que te componen. Debes estar dispuesto a cambiarlo todo (forma, tamaño, color, especie…todo) y a hacerlo reiteradamente. Esto es mucho más fácil de decir que de hacer, porque el proceso de cambio es al azar. Pasar del átomo primordial al humano moderno que camina erguido y que razona te ha exigido adquirir por mutación nuevos rasgos una y otra vez durante un período sumamente largo. Así que, en los últimos 3.800 millones de años, has aborrecido el oxígeno y luego lo has adorado, has desarrollado aletas y extremidades y unas garbosas alas, has puesto huevos, has chasqueado el aire con una lengua bífida, has sido peludo, has vivido bajo tierra, en los árboles, has sido tan grande como un ciervo y tan pequeño como un ratón y un millón de cosas más. Una desviación mínima de cualquiera de estos imperativos de la evolución y podrías estar ahora lamiendo algas en las paredes de una cueva, holgazaneando en forma de morsa en algún litoral pedregoso o regurgitando aire por un orificio nasal de la parte superior de tu cabeza antes de sumergirte 18 metros en el océano a buscar un bocado de deliciosos gusanos de arena.
Además has sido extraordinariamente afortunado en cuanto a tus ancestros personales. Considera que, durante 3.800 millones de años (un período de tiempo que nos lleva más allá del nacimiento de las montañas, los ríos y los mares de la Tierra) cada uno de tus antepasados por ambas ramas ha sido lo suficientemente sano para reproducirse y le han bendecido el destino y las circunstancias lo suficiente como para vivir el tiempo necesario para hacerlo. Ninguno de tus antepasados pereció aplastado, devorado, ahogado, de hambre, atascado, ni fue herido prematuramente ni desviado de otro modo de su objetivo vital: entregar una pequeña carga de material genético a la pareja adecuada en el momento oportuno para perpetuar la única secuencia posible de genes que pudiese desembocar, asombrosa y demasiado brevemente en ti.
Realidad y fantasía
martes, 21 de agosto de 2007
Te deseo...
Te deseo primero que ames, y que amando también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
Y que después de olvidar, no guardes rencores.
Te deseo también que tengas amigos,
Y que, incluso malos e inconsecuentes,
Sean valientes y fieles, y que por lo menos
Haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
Te deseo que tengas enemigos,
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta para que,
Algunas veces, te cuestiones tus propias certezas,
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo,
Para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil, mas no insustituible.
Y que en los momentos malos,
Cuando no quede nada más,
Esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente te deseo que seas tolerante,
No con los que se equivocan poco,
Porque eso es fácil, sino con los que
Se equivocan mucho e irremediablemente,
Y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
Sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa,
Y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
Y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor
Y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo que descubras,
Con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo,
Que existe y que te rodean, seres oprimidos,
Tratados con injusticia y personas infelices.
Deseo también que plantes tu semilla,
Por más minúscula que sea,
Y la acompañes en su crecimiento,
Para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero,
Porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez por año,
Pongas algo de ese dinero frente a ti
Y digas:”esto es mío”,
Sólo para que quede claro quién es el dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus defectos muera,
Pero que si muere alguno puedas llorar
Sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable
Si todas estas cosas llegaran a pasar,
No tengo nada más que desearte.
¿Víctor Hugo?
When I look in your eyes
When I look in your eyes, I see the wisdom of the world in your eyes
The Cider House Rules - Piano and String
Tema principal de la BSO de "Las normas de la casa de la sidra"
lunes, 20 de agosto de 2007
A mis padres en su 46º aniversario
domingo, 19 de agosto de 2007
Táctica y Estrategia - Mario Benedetti
por fin me necesites.
sábado, 18 de agosto de 2007
La verdad de las mentiras - Mario Vargas Llosa
(…) En efecto, las novelas mienten- no pueden hacer otra cosa- pero ésa es sólo una parte de la historia. La otra es que, mintiendo, expresan una curiosa verdad, que sólo puede expresarse encubierta, disfrazada de lo que no es.
(…) Los hombres no están contentos con su suerte y casi todos- ricos o pobres, geniales o mediocres, célebres u oscuros- quisieran una vida distinta de la que viven. Para aplacar- tramposamente- este apetito nacieron las ficciones. Ellas se escriben y se leen para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener. En el embrión de toda novela bulle una inconformidad, late un deseo insatisfecho.
(…) Cuando leemos novelas no somos los que somos habitualmente, sino también los seres hechizados entre los cuales el novelista nos traslada. El traslado es una metamorfosis: el reducto asfixiante que es nuestra vida real se abre y salimos a ser otros, a vivir vicariamente experiencias que la ficción vuelve nuestras. Sueño lúcido, fantasía encarnada, la ficción nos completa, a nosotros, seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los apetitos y fantasías de desear mil.
(…) En el corazón de todas ellas llamea una protesta. Quien las fabuló lo hizo porque no pudo vivirlas y quien las lee (y las cree en la lectura) encuentra en sus fantasmas las caras y aventuras que necesitaba para aumentar su vida. Ésa es la verdad que expresan las mentiras de las ficciones: las mentiras que somos, las que nos consuelan y desagravian de nuestras nostalgias y frustraciones.
(…) Las mentiras de las novelas no son nunca gratuitas: llenan las insuficiencias de la vida.
(…) La ficción es un sucedáneo transitorio de la vida. El regreso a la realidad es siempre un empobrecimiento brutal: la comprobación de que somos menos de lo que soñamos. Lo que quiere decir que, a la vez que aplacan transitoriamente la insatisfacción humana, las ficciones también las azuzan, espoleando los deseos y la imaginación.
(…) Salir de sí mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad.
Diana Krall - Under My Skin
I've got you under my skin
I have got you deep in the heart of me
So deep in my heart, you're really a part of me
And I've got you under my skin
I have tried so, not to give in
I've said to myself this affair it never would go so well
But why should I try to resist when I know so well
That I've got you under my skin
I would sacrifice anything come would might
For the sake of having you near
In spite of a warning voice, that comes in the night and repeats in my ear
Don't you know you fool you never can win
Use your mentality, wake up to reality
For each time I do, just the thought of you makes me stop before I begin
Because I've got you under my skin
viernes, 17 de agosto de 2007
Canto a mí mismo - Walt Whitman
Aquí está la carne para el apetito natural.
Siéntate. Que se sienten todos:
el malvado y el justo. No desdeño a ninguno.
Que nadie se quede a la puerta.
La manceba, el parásito y el ladrón están invitados;
y el negro cimarrón y el sifilítico también.
No habrá diferencias ni privilegios para nadie.
Que se sienten todos.
Esto es el apretón de una tímida mano,
el perfume natural de una cabellera desbordante,
el contacto de mis labios con los tuyos,
el jadeo de mi ansiedad,
el reflejo de mi cara en las alturas y las profundidades insondables...
es el deseo premeditado de mezclarme con todos...
y escaparme después.
¿Creéis que tengo algún propósito oculto?
Tal vez lo tenga
porque las lluvias de abril también lo tienen
y la mica pegada en el costado de la roca lo tiene también.
Bienaventurados - Joan Manuel Serrat
La vida te la dan